Tomar el otro sendero
1.-
Si consideramos la lucha que ha librado la humanidad por su
sobrevivencia, podríamos decir que el concepto de crisis ha estado
presente desde la aparición del Hombre sobre la faz de la tierra.
2.-Comenzaba
el largo camino de la supervivencia, frente al embate de las más
duras condiciones climáticas y de la fragilidad de una inteligencia
que apenas empezaba.
3.- Cuando
poseer el
fuego era
calor, era la
posibilidad de defenderse mejor
y quizá lo
más importante: la
capacidad de producir comida
cocida,
que era la
manera más eficaz de preservar los alimentos por más tiempo para
evitar las
hambrunas.
4.-
Gracias a la energía que
proveía el fuego aparecieron los primeros excedentes y la
acumulación.
5.- Así
apareció la dominación de los que más tienen sobre los
otros, los más débiles en una vieja batalla que se libra sobre el
planeta y que se convirtió en un odioso argumento que ha pretendido,
por siglos, hacer creer que esa una realidad inmutable: dominantes y
dominados, explotadores y explotados, ricos y pobres.
6.-
La lucha por la
comida servía
para
aumentar el número de miembros de los grupos y
fortalecerlos, para
incrementar la capacidad de
resistencia y
conquista frente a los otros
y
proveerse
de más
alimentos,
en eso residía
la posibilidad de seguir
vivos o no.
7.-
La guerra por los alimentos en las sociedades primitivas era
apenas el comienzo de una lucha que alcanzaría las complejas formas
que tiene en la actualidad y lo que a fin de cuentas no era más que
la lucha por las calorías contenidas en los alimentos, sigue siendo,
a fin de cuentas la lucha por la energía.
8.-
Una parte de la humanidad, puso su inteligencia al servicio de la
dominación de los otros, hizo de aquél fuego primitivo, que
inicialmente era una fuerza transformadora se convirtiera en la
amenaza más aterradora de nuestros días, capaz de incendiar el
planeta.
9.-
Y en el mundo actual el
control de la energía sigue siendo uno de los obstáculos que los
poderosos han colocado frente a los más débiles, para no permitir a
la humanidad salir de la prehistoria en la que nos quieren mantener
oprimidos, y que nos impide alcanzar un nivel superior de evolución.
10.-
En la lucha por la
dominación, las sociedades
fueron organizadas para que hombres
y mujeres emprendieran
la frenética carrera
por hacerse de
más y mayores fuentes de
energía.
11.-
Y sin importar
los alcances científicos y
tecnológicos logrados, el
comportamiento de las grandes potencias sigue siendo similar
que el de las sociedades más primitivas, porque los
fines siguen
siendo los mismos que en
las primeras etapas
del desarrollo de las sociedades: disponer
de más alimentos, de
energía para imponer su
fortaleza sobre los otros
pueblos y
apoderarse de sus fuentes de
energía, materias primas, agua y riquezas.
12.-
La sociedad contemporánea ha entrado en una vorágine desenfrenada
para producir cada vez más, no importa qué, pero más.
13.-
Y para eso la energía es crucial, energía que cada vez se
encuentra más lejos de los grandes centros industriales de las
potencias hegemónicas, lo que exige formas más sofisticadas de
dominación, ya que las fuentes de energía se encuentran cada vez
más distantes de los territorios originarios de las potencias y sus
corporaciones.
14.-
En los últimos decenios, vemos cómo las crisis se desarrollan
siempre bajo la sombra de una amenaza que atenta con destruirlo todo,
pero que finalmente no destruye nada, sino que muy por el contrario
fortalece a un estilo de vida que nos conduce al desastre.
15.-
Si en verdad las crisis son las encrucijadas, la crisis actual
representa la oportunidad para que abandonemos definitivamente el
camino por el que han venido empujando a la humanidad en nombre de la
dominación y la voracidad que está destruyéndolo todo
16.-
Si para algo debe servirnos este momento, es para que entendamos que
ésta es la última oportunidad de la humanidad, que estamos ante la
Barbarie o la civilización y que nuestra decisión es una sola, esa
que nos conduce a las puertas de un nuevo sendero, que nos conduce
hacia otro mundo posible:
17.-
El de la solidaridad, la justicia y la Paz
Marco Aurelio Rodríguez
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