¿Por qué Jericó?
Desde
la misma llegada del Comandante Chávez al poder la derecha ha hecho
todos los esfuerzos por acabar con el gobierno revolucionario y
desconocer la Constitución, una de las más avanzadas del mundo y
orgullo del pueblo venezolano.
Marco
Aurelio Rodríguez G. 10/03/2015.
Luego
de la partida del Comandante Eterno, Hugo Chávez y desde el momento
que el Consejo Nacional Electoral diera por ganador a Nicolás
Maduro, comenzaron la guarimbas (acciones callejeras violentas) para
amenazar la estabilidad del sistema democrático.
A
ese plan le llamó la derecha La
Salida. El
pueblo venezolano fue testigo, como nunca, de la más frenética ola
de violencia cargada de imágenes grotescas: máscaras diabólicas,
capas, sacrificios rituales, vigilias orgiásticas, danzas para
celebrar los asesinatos de 43 personas y más de 800 lesionados.
Como
consecuencia del plan La
Salida,
el opositor
Leopoldo López es detenido, las guarimbas comienzan a desaparecer de
las calles. La oposición apoyada por Fedecámaras y Consecomercio,
organizaciones que aglutinan a la derecha empresarial, inician un
nuevo plan La
Transición,
que consistió en una guerra
económica; el desabastecimiento de los productos de primera
necesidad y el contrabando de extracción hacia Colombia, incluyendo
la gasolina, tuvieron como objetivo exacerbar los ánimos del pueblo
y empujarlo al saqueo de los comercios. Sin embargo pueblo reaccionó
disciplinadamente y no cayó en la provocación. Seguidamente la
oposición publicó en la prensa reaccionaria un manifiesto golpista,
en el que abiertamente se llamaba a la subversión y al
desconocimiento del gobierno y a los representantes de los poderes
públicos, luego de este hecho las investigaciones de los cuerpos de
inteligencia del estado apuntan hacia Antonio Ledezma, Alcalde
Metropolitano de Caracas, quien fue hecho preso.
Hasta
aquí la estrategia no difiere en mucho de las anteriores acciones de
desconocimiento del gobierno de Maduro. Hasta aquí todo seguiría
pareciéndose a un intento más de la oligarquía criolla.
Operación
Jericó
Antecedentes
de una denominación.- Cuando Hitler incursionó en la primavera de
1941 en el territorio de la Unión Soviética, calculó que en tres
meses tomaría Moscú, sin embargo tres años después en 1943 seguía
empantanado en las praderas de Rusia. Para poner fin a esa situación
decidió apelar a las fuerzas esotéricas por lo que ordenó llevar
adelante la operación Trompetas
de Jericó
para apoderarse del Arca de la Alianza, una reliquia que consideró
le ayudaría a vencer la resistencia del pueblo soviético. Sin
embargo nada pudo cambiar el destino del III Reich, la debacle ante
las tropas soviéticas fue inevitable.
Luego
de La Salida
y La Transición,
planes
que fueron apoyados con más de
900
pronunciamientos realizados por el gobierno estadounidense a la
prensa internacional contra Venezuela desde enero a marzo de este
año, algunos detalles comenzaron a evidenciar una operación de
mayores magnitudes cuyo nombre sería descubierto más adelante: el
gobierno desvela un plan para bombardear Caracas con dos aviones tipo
Tucano identificados como de la Fuerza Aérea Bolivariana, mientras
un grupo de oficiales se pronunciaría a través del canal Televen
contra el gobierno de Maduro para desatar la confusión de guerra,
los enfrentamientos, el caos y la guerra civil...
Así
fue como a través de un sutil trabajo de contrainteligencia, el
Gobierno revolucionario revelaría la Operación Jericó, una
estrategia que no se detendría en Venezuela, sino que tiene por
objetivo continuar hacia el sur: Bolivia, Ecuador; ya en Argentina
había comenzado un plan para desestabilizar al país y sacar del
gobierno a la presidenta Cristina Kirshner, con la excusa de la
muerte del Fiscal Nisman.
Una
operación de esas magnitudes no podía estar en manos de los
subalternos locales del Pentágono, es por ello que Obama la asume
personalmente; se trata de palabras mayores, USA involucró en sus
planes a Canadá, Inglaterra e Israel -es una guerra continental.
Un
análisis superficial de las consecuencias del derrocamiento de
Maduro indicaría, en primer término el fin las conversaciones USA-
Cuba, al igual que las conversaciones sobre la paz en Colombia que se
llevan a cabo en La Habana -sería ridículo pensar que las FARC y el
ELN continuarían creyendo que es posible llegar a un acuerdo con las
Fuerzas Armadas de Colombia, mientras éstas se involucran en una
guerra regional (con la participación del paramilitarismo) en apoyo
a la oligarquía venezolana.
Pero
los planes no se reducen a Argentina, Bolivia, Ecuador, para
llevarlos a cabo EE.UU. Se vería en la necesidad de “torcer el
brazo” a Uruguay, Nicaragua, a los países del Caribe, que
recientemente se pronunciaron en apoyo al gobierno legítimo de
Venezuela.
Una
ola de indignación y solidaridad recorrería a los pueblos
latinoamericanos (incluyendo a los pueblos de los países de la
región cuyos gobiernos ha manifestado su oposición al los gobiernos
progresistas del continente; despertaría a los movimientos
progresistas cuyos combatientes acudirán en miles al territorio de
Venezuela para hacer frente a los grupos armados de la oposición, a
los paramilitaresy al ejército colombianos y a las fuerzas
mercenarias y de EE.UU., incluyendo a la OTAN.
EE.UU.
daría inicio a uno de sus planes más largamente considerados: La
guerra de destrucción contra los pueblos de América Latina; un
hecho de tamañas dimensiones va a catalizar procesos de lucha dentro
de otros países de Nuestra América, por ejemplo, agudizaría la
lucha de los partidos políticos contra el gobierno oligárquico
mexicano, contra las privatizaciones y empujaría a las masas
campesinas y de trabajadores a una vorágine que obligaría a las
fuerzas armadas mexicanas a salir de su letargo cómplice. Los
gendarmes locales, Chile y Perú entrarían en acción contra Bolivia
y Ecuador, etc., etc.
Obama
dio un paso más y declaró nuevas sanciones contra Venezuela...
El
desastre sería tal que comenzaría en nuestro continente, lo que
Chávez llamó la Guerra
de los mil años;
una conflagración de tal tamaño sólo vería final con las tropas
latinoamericanas marchando por el puente de Brooklin o millones de
latinoamericanos achicharrados por una bomba nuclear.
Puede
parecer descabellado, pero ha llegado la hora del fascismo
norteamericano -su Operación Jericó, tan nazi como Hitler.
Los
que planificaron esta operación saben que desde el Río Bravo a la
Patagonia un sólo escalofrío de guerra recorrería al nuevo mundo.
Sonarían las trompetas de Jericó y se derrumbaría los muros que
por siglos han contenido la rabia de estos pueblos. No es retórica,
porque esas trompetas sonarían también para el pueblo
norteamericano.
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